De Leibniz hemos aprendido que nuestra percepción del Universo puede ir abriéndose como un acordeón desde lo más grandioso a lo mínimo, como la nanología que nos muestra otras mónadas tan semejantes a las cosmológicas. Aquí, una ínfima muestra de seres que solo podemos visionar con el microscopio: Tricomas, Téjidos, Tallos o un Spirogyra. Leibniz nos recuerda que este acordeón comunica todos sus elementos en armonía, al estilo de la música de Mozart.
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