martes, 27 de noviembre de 2012

CUANDO LA MÓNADA SE ABRE


¿Qué nos queda de la inspiración leibniziana en el mundo posmoderno? Además de todas las consideraciones de tipo cultural y científico, que pueden leerse como aportaciones ineludibles de Leibniz a nuestra época, y recogidas en el artículo de Javier Echeverría, que nuestro blog cita (en el apartado Dlicious) con el título de Leibniz: una guía para el siglo XXI, podemos barruntar una serie de ideas que nos mueven a considerar lo que hoy nos pasa.

En este artículo, daremos unas pinceladas de la incertidumbre donde se mueven las mónadas que juegan a ser o no-ser. En términos sartreanos, del ser-en-sí al ser-para-sí. La mónada humana que aspira a seguir abriéndose al futuro, desde la saludable soledad de la autoconciencia. Esto último,  como reconocimiento al estímulo motor del pensamiento leibnizeano que concibe el ser humano desde una óptica positiva, renacentista o aristotélica: el ser embaucado por la curiosidad y la admiración.

Zygmunt Bauman, Noam Chomsky, Gilles Deleuze, JeanBaudrillard, etc. Siguen la senda de los pensadores que con su crítica aplastante al sistema abren caminos para demostrar que otras singladuras son posibles. Bauman dice: “hoy nuestra única certeza es la incertidumbre”. Al fin y al cabo, tenemos una respuesta inicial para abrir el mundo de cada uno hacia la lectura de la única verdad posible; nuestra perspectiva, que se solapa con otras perspectivas del mismo tipo intencional. Haciendo del conocimiento un placentero vínculo de complejos y múltiples intercambios monadológicos.

Nota: Los enlaces adscritos a los autores antes mencionados les relacionan de manera directa con su pensamiento en nuestra lengua. Son entrevistas, trabajos o la dirección wiki que nos hablan de mónadas abiertas a otras mónadas.

Espejismos  Maria Jose Revuelta Solana


 Sin embargo, hay otro camino no tocado donde podemos encontrar un aserto más comprometido sobre el Universo mónadas con el que estoy jugando. Jaques Monod publicó en 1971 "El Azar y la Necesidad", libro, que en su momento, se convirtió casi en el primer bestseller científico. Su manera de reinterpretar el concepto de evolución de Darwin a ámbitos más abiertos y cosmológicos dieron otras pautas en el comportamiento de los seres que habitamos el Universo. Muy cercano a existencialistas como Albert Camus y a escritores del estilo de Borges nos dejó un discurso que apela a una tipo de armonía en el devenir del Universo muy cercano a las posturas de los pensadores arriba citados.

Recomiendo leer el artículo en formato Pdf para aquellos interesados en estas latitudes: Se trata del artículo publicado por Alfonso García Pérez, redactor cultural del diario El País el 6 de junio de 1976.
Pdf sobre Monod

Un poco de música para celebrar la armonía galáctica:






Acabamos con una entrevista al filósofo Zygmunt Buaman a cargo del departamento de español de la RTv Holandesa. Entrevista que nos acerca a una mirada reflexiva sobre lo que está pasando hoy. Las mónadas siguen abiertas...

domingo, 18 de noviembre de 2012

Infinito íntimo

De Leibniz hemos aprendido que nuestra percepción del Universo puede ir abriéndose como un acordeón desde lo más grandioso a lo mínimo, como la nanología que nos muestra otras mónadas tan semejantes a las cosmológicas. Aquí, una ínfima muestra de seres que solo podemos visionar con el microscopio: Tricomas, Téjidos, Tallos o un Spirogyra. Leibniz nos recuerda que este acordeón comunica todos sus elementos en armonía, al estilo de la música de Mozart.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Mónadas plásticas

Pícasso representa el arte del s. XX. La plasticidad de las mónadas en toda su extensión, como él decía: se trata de presentar no de representar. El arte no evoluciona, si es arte siempre es presente. Uno no busca sino que se encuentra mientras trabaja, pinta o moldea. Nos encontramos según vamos creando. Esta es la sorpresa de la mirada que se muestra a sí misma en cada trazo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Mónadas en un mismo espacio

Johann Sebastian Bach fue coetáneo de Leibniz. Considerado uno de los grandes genios de la música, máximo representante del barroco y maestro del contrapunto inspirador de músicos como Mozart o Schoenberg. Representa a las mónadas en su forma más abstracta y universal. Son la expresión pitagórica del universo, las matemáticas que nos hablan a través de la música. El cálculo infinitesimal de Leibniz. En cada pieza Bach completa una unidad melódica, armónica y rítmica. Cada composición nos transporta al juego infinito de las mónadas que se despliegan en cruces, paralelas y figuras que nunca acaban de dejar de insinuarse. Todo en Bach es complejo pero brillante, difícil pero hermoso.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Puede que en la gran diáspora de la mónadas, los colores se vayan condensando cada vez más. Al final, la luz y sus sombras nos permiten transportarnos por ese camino cada vez más ancho.

martes, 6 de noviembre de 2012

Mónadas presentes

A veces su presencia es impredecible, pero ahí están. Nos las encontramos y quedamos admirados de la majestuosidad de combinaciones que pueden darse entre ellas. Las mónadas nos recuerdan que estamos dentro de su campo de visión. Somos parte de integrante de La Naturaleza que se empeña en arrojarnos constantemente hacia sus múltiples formas. Aquí una imagen de Coníferas, nuestra primera casa.

domingo, 28 de octubre de 2012

La Modernidad

Para localizar a Leibniz, como nuestra mónada que nos permite entrar en el ámbito de la epistemología, hemos realizado una presentación que ubica a nuestro pensador en la modernidad, junto a los autores más representativos de su época. Aquí plasmamos las líneas más sencillas de la búsqueda del conocimiento en ese periodo histórico.

Godofredo Leibniz

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GOTTFRIED LEIBNIZ
(1646-1716)


Junto con René Descartes y Baruch Spinoza Leibniz se encuentra dentro del llamado grupo de los filósofos continentales o racionalistas que se encontraron en oposición a los pensadores empiristas del siglo XVII. Básicamente se trataba de resolver la cuestión moderna de cómo y hasta donde puede llegar el conocimiento humano. En el caso de los pensadores continentales la respuesta a este problema viene dada por la convicción del innatismo en el conocimiento humano y su absoluto fundamento en la validez de la sola razón en el acto del conocer. En el caso del autor que nos atañe las matemáticas y la física juegan un papel esencial. Su descubrimiento del cálculo infinitesimal, que además de acarrearle grandes problemas con los británicos, permitió dar alcance a sus propuestas metafísicas con ayuda de la teoría monadológica. El problema de los racionalistas consistía en adjudicar de manera clara el concepto de substancia al ente o entes que pudieran comprender la definición entendida por Descartes, según la cual substancia es todo aquello que permanece inalterable a pesar de los cambios que pueda padecer su objeto; es decir, aquello que hace que algo sea lo que es y no otra cosa.

Si en el caso de Descartes la substancia tiene un carácter trino y en el de Spinoza se convierte en una idea panteísta, para Leibniz la idea se atomiza en la famosa proposición de las mónadas.

Este blog está dedicado no solo a Leibniz o los racionalistas, sino también a todos aquellos pensadores que con sus ideas han ido creando las mónadas del Universo Humano del pensamiento. Todas ellas son únicas y fundamentales para la gran aventura del conocimiento íntimo y externo, sus choques o roces nos permiten ir abriendo espacios ignotos, pero todas son en sustancia lo mismo: asombro, entusiasmo, conciencias despiertas por el deseo de saber.



 La máquina de calcular, creada por Leibniz

Para saber más


domingo, 14 de octubre de 2012

Las mónadas de Leibniz

La contribución más importante de Leibniz a la metafísica es su teoría de las mónadas, tal como la expuso en la Monadologie. Las mónadas son al ámbito metafísico, lo que los átomos, al ámbito físico/fenomenal; las mónadas son los elementos últimos del universo. Son "formas del ser substanciales" con las siguientes propiedades: son eternas, no pueden descomponerse, son individuales, están sujetas a sus propias leyes, no son interactivas y cada una es un reflejo de todo el universo en una armonía preestablecida (un ejemplo históricamente importante de pansiquismo). Las mónadas son centros de fuerza;8 la substancia es fuerza, mientras el espacio, la materia, y el movimiento son meramente fenomenales.
La esencia ontológica de una mónada es su simpleza irreductible. A diferencia de los átomos, las mónadas no poseen un carácter material o espacial. También difieren de los átomos en su completa independencia mutua, de modo que las interacciones entre mónadas son sólo aparentes. Por el contrario, en virtud del principio de la armonía preestablecida, cada mónada obedece un conjunto particular de "instrucciones" preprogramadas, de modo que una mónada "sabe" qué hacer en cada momento. (Estas "instrucciones" pueden entenderse como análogas a las leyes científicas que gobiernan a las partículas subatómicas.) En virtud de estas instrucciones intrínsecas, cada mónada es como un pequeño espejo del universo. Las mónadas son necesariamente "pequeñas"; e.g., cada ser humano constituye una mónada, en cuyo caso el libre albedrío se torna problemático. Igualmente, Dios es una mónada, y su existencia puede inferirse de la armonía prevaleciente entre las mónadas restantes; Dios desea la armonía preestablecida.
Se supone que las mónadas se han deshecho de lo problemático:
La monadología fue vista como arbitraria, excéntrica incluso, en la época de Leibniz y desde entonces.