domingo, 28 de octubre de 2012

La Modernidad

Para localizar a Leibniz, como nuestra mónada que nos permite entrar en el ámbito de la epistemología, hemos realizado una presentación que ubica a nuestro pensador en la modernidad, junto a los autores más representativos de su época. Aquí plasmamos las líneas más sencillas de la búsqueda del conocimiento en ese periodo histórico.

Godofredo Leibniz

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GOTTFRIED LEIBNIZ
(1646-1716)


Junto con René Descartes y Baruch Spinoza Leibniz se encuentra dentro del llamado grupo de los filósofos continentales o racionalistas que se encontraron en oposición a los pensadores empiristas del siglo XVII. Básicamente se trataba de resolver la cuestión moderna de cómo y hasta donde puede llegar el conocimiento humano. En el caso de los pensadores continentales la respuesta a este problema viene dada por la convicción del innatismo en el conocimiento humano y su absoluto fundamento en la validez de la sola razón en el acto del conocer. En el caso del autor que nos atañe las matemáticas y la física juegan un papel esencial. Su descubrimiento del cálculo infinitesimal, que además de acarrearle grandes problemas con los británicos, permitió dar alcance a sus propuestas metafísicas con ayuda de la teoría monadológica. El problema de los racionalistas consistía en adjudicar de manera clara el concepto de substancia al ente o entes que pudieran comprender la definición entendida por Descartes, según la cual substancia es todo aquello que permanece inalterable a pesar de los cambios que pueda padecer su objeto; es decir, aquello que hace que algo sea lo que es y no otra cosa.

Si en el caso de Descartes la substancia tiene un carácter trino y en el de Spinoza se convierte en una idea panteísta, para Leibniz la idea se atomiza en la famosa proposición de las mónadas.

Este blog está dedicado no solo a Leibniz o los racionalistas, sino también a todos aquellos pensadores que con sus ideas han ido creando las mónadas del Universo Humano del pensamiento. Todas ellas son únicas y fundamentales para la gran aventura del conocimiento íntimo y externo, sus choques o roces nos permiten ir abriendo espacios ignotos, pero todas son en sustancia lo mismo: asombro, entusiasmo, conciencias despiertas por el deseo de saber.



 La máquina de calcular, creada por Leibniz

Para saber más


domingo, 14 de octubre de 2012

Las mónadas de Leibniz

La contribución más importante de Leibniz a la metafísica es su teoría de las mónadas, tal como la expuso en la Monadologie. Las mónadas son al ámbito metafísico, lo que los átomos, al ámbito físico/fenomenal; las mónadas son los elementos últimos del universo. Son "formas del ser substanciales" con las siguientes propiedades: son eternas, no pueden descomponerse, son individuales, están sujetas a sus propias leyes, no son interactivas y cada una es un reflejo de todo el universo en una armonía preestablecida (un ejemplo históricamente importante de pansiquismo). Las mónadas son centros de fuerza;8 la substancia es fuerza, mientras el espacio, la materia, y el movimiento son meramente fenomenales.
La esencia ontológica de una mónada es su simpleza irreductible. A diferencia de los átomos, las mónadas no poseen un carácter material o espacial. También difieren de los átomos en su completa independencia mutua, de modo que las interacciones entre mónadas son sólo aparentes. Por el contrario, en virtud del principio de la armonía preestablecida, cada mónada obedece un conjunto particular de "instrucciones" preprogramadas, de modo que una mónada "sabe" qué hacer en cada momento. (Estas "instrucciones" pueden entenderse como análogas a las leyes científicas que gobiernan a las partículas subatómicas.) En virtud de estas instrucciones intrínsecas, cada mónada es como un pequeño espejo del universo. Las mónadas son necesariamente "pequeñas"; e.g., cada ser humano constituye una mónada, en cuyo caso el libre albedrío se torna problemático. Igualmente, Dios es una mónada, y su existencia puede inferirse de la armonía prevaleciente entre las mónadas restantes; Dios desea la armonía preestablecida.
Se supone que las mónadas se han deshecho de lo problemático:
La monadología fue vista como arbitraria, excéntrica incluso, en la época de Leibniz y desde entonces.